La obra de Antonio Camaño presentada desde el proyecto Óxido en Geometría, toma la propia geometría como camino de conocimiento y representación de la realidad, siguiendo la estela de autores como Palazuelo. Este proyecto artístico se apoya, por tanto, en el carácter cosmológico de la geometría más pura, un territorio intemporal, que sin embargo adquiere cualidades temporales en el desarrollo tanto de la obra como de su pensamiento y razonamiento estético. En ello influye de forma determinante el carácter material. En la obra se profundiza en una cosmovisión de la geometría como origen en toda su extensión y principio de todo lo que conocemos, naturaleza a la que pretendemos dar respuesta, buscadas en métodos algebraicos diversos, intento de palanca para develar la realidad que subyace en el interior de la superficie, artificio de la realidad meramente palpable, para que lo ininteligible se nos presente con claridad. El objetivo del autor y su obra no es meramente estético, sino que a través de este trabajo intenta conformar una visión de nuestra sociedad actual que ayude a comprenderla y proponga modos de mejorar sus dinámicas. Esta pretensión estaba muy presente en los pitagóricos, así como en los constructivistas, la Bauhaus, el grupo Argentino AACI o el propio Oteiza.